NOVENA A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA
Día 25, DÍA 7º DE LA NOVENA:
ORACIÓN
PREPARATORIA
Virgen y Madre Inmaculada, míranos
con ojos misericordiosos, somos tus hijos que vienen a ti, llenos de confianza
y amor, a implorar tu maternal protección, y a darte gracias por el gran don
celestial de tu bendita Medalla Milagrosa. Creemos y esperamos en tu Medalla,
Madre nuestra del cielo, y la amamos con todo nuestro corazón, y tenemos la
plena seguridad de que seremos atendidos en todas nuestras plegarias. Por
Cristo Nuestro Señor. Amén.
AMBIENTACIÓN PARA ESTE DÍA:
Nuestra Señora ordenó a sor Catalina
que fuera acuñada una medalla según el modelo que ella misma le había diseñado.
Después le dijo: “Cuantas personas la lleven, recibirán grandes gracias que
serán más abundantes de llevarla al cuello y con confianza”. Esta es la Gran
Promesa de la Medalla Milagrosa. Agradezcámosle tanta bondad, y escudemos
siempre nuestro pecho con la medalla que es prenda segura de la protección de
María.
REFLEXIÓN PARA EL DÍA
SÉPTIMO: Jn.19, 25.
«Junto a la cruz de
Jesús estaban su madre, la hermana de su madre de Cleofás y María Magdalena.
Jesús, viendo a su madre y al lado al discípulo predilecto, dice a su madre:
—Mujer, ahí tienes a tu hijo. Después dice al discípulo: —Ahí tienes a tu
madre. Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa» [Jn.19,
25-271.
María doliente junto a
la cruz fue "madre por segunda vez". Es lógico que una madre muera
antes que su hijo; por eso, la muerte prematura de un hijo quiebra la vida y la
esperanza, rompe y, al tiempo, agranda el corazón de una madre. Esta muerte
llega a ser el dolor más agudo de una madre; dolor mayor que el de dar a luz al
hijo y aprender a ser madre.
Aunque sea doloroso,
todos vamos contando con nuestra muerte y Jesús también contaba con la suya.
Pero en ocasiones, la muerte cuenta más con nosotros que nosotros con ella y
así, en el plan misterioso de Dios, la muerte contó anticipadamente con Jesús. Para
María fue doloroso aprender a ser madre y a contar con la muerte de su hijo en
la flor de su vida. En la cruz, María pierde a su hijo y su dolor es tan
inmenso e infinito como lo era el fuego de su amor.
María, doliente y
amante, también recibió de su hijo agonizante la herencia de ser madre de
nuevo, ser madre por segunda vez: "Mujer, ahí tienes a tu hijo".
SÚPLICAS A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA:
Pidamos con fe y confianza las gracias que deseemos alcanzar de María en
este día de su novena
OH MARÍA SIN
PECADO CONCEIDA:
Acordaos, ¡oh
piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que
han acudido a vuestra protección, implorando vuestro socorro, haya sido
desamparado de Vos. Animado por esta confianza, a Vos también acudo, oh Madre,
Virgen de las vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo
a comparecer ante vuestra presencia soberana. Oh madre de Dios, no desechéis
mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.

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