Humildad.
Humildad, Humildad
Lección
magistral
Fiesta
de san Agustín
28
– VIII – 2022
¡Cuánto deberíamos contemplar los
misterios de la pasión y muerte de Cristo como escuela de humildad y entrega
desinteresada!
Hubo uno que avanzó más que cualquiera de nosotros en la comprensión de la humildad de Nuestro Señor Jesucristo. Si de algo se arrepintió San Agustín, cuya solemnidad celebramos hoy, fue de su gran soberbia antes de la conversión; y aún la reconocía jugándole malas pasadas en su vida de cristiano. Por eso, haremos bien en un día como hoy, invitados a la humildad por las lecturas bíblicas y la vida de San Agustín, meditar un texto del santo en que a un amigo que le consultó, llamado Dióscoro, le recordó cuál era el camino para lograr la verdad y, en general, la perfección de la vida cristiana: “Ese camino es: primero, la humildad; segundo, la humildad; tercero, la humildad; y cuantas veces me preguntes, otras tantas te diré lo mismo. No es que falten otros que se llaman preceptos; pero si la humildad no precede, acompaña y sigue todas nuestras buenas acciones […] el orgullo nos lo arrancará todo de las manos cuando nos estemos ya felicitando por una buena acción. Porque los otros vicios son temibles en el pecado, mas el orgullo es también temible en las mismas obras buenas. Pueden perderse por el apetito de alabanza las empresas que laudablemente ejecutamos.” (Carta 118, 22).
No lo olvides: “la soberbia divide; la caridad, une” (Sermón 46, 18). “No se hace de corazón lo que no se hace por amor” (Sal. 77, 10). Porque “los años no vienen, sino que se van” (Sermón, 109, 4).