Día 5
de noviembre, día 3º de la novena
Martín, icono de misericordia
Martín, alma de apóstol, que aceptaste morir, 
ansiando el premio de la gloria:
vivir, si no, por bien de tus hermanos:
alienta nuestra fiesta en tu memoria. 
Rechaza las insidias del Maligno,
renueva tus prodigios y favores,
el rostro de la Iglesia purifica,
dirige la labor de sus Pastores.
Del caos triunfador y una y mil veces,
levanta a los que yacen en pecado,
revístenos de amor y de justicia,
así como vestiste al marginado.
Redunde en alabanza de tu gloria
un nuevo florecer de vocaciones.
Infúndenos la fe que profesaste,
vertida en pensamientos y en acciones. Amén.
Tema:
Martín comparte su capa con el pobre.
Martín, siendo soldado de la corte imperial, comparte la capa con un
mendigo y se convierte en icono de la misericordia de Dios para con todos.
Martín, poco a poco, viendo el comportamiento de sus amigos catecúmenos, se va
sintiendo interpelado por Jesús de Nazaret y comienza a dar sus primeros pasos
en su seguimiento. El papa Francisco escapa de los pronunciamientos teóricos
sobre religión y fe; prefiere la vivencia del cristianismo en la vida
ordinaria. Al papa Francisco le encanta una
pastoral práctica. Aconseja siempre la vivencia de la fe en el compromiso de
cada día con los hermanos, sobre todo con los más necesitados. Ya que el sínodo
diocesano tiene como punto de arranque la “Evangelii Gaudium”, procuremos ser una Iglesia
que busca caminos nuevos. «Una Iglesia que no lleva a
Jesús es una Iglesia muerta».  Con
Martín buscamos una
Iglesia pobre y de los pobres. Queremos anclar nuestra vida en la esperanza, no «en nuestras reglas, en
nuestros comportamientos eclesiásticos, o en nuestros clericalismos». Queremos poner a Jesús en el centro de la Iglesia.
Carta de Santiago, 2, 1 – 10
“Hermanos míos, no juntéis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con
el favoritismo. Por ejemplo: llegan dos hombres a la reunión litúrgica. Uno va
bien vestido y hasta con anillos en los dedos; el otro es un pobre andrajoso.
Veis al bien vestido y le decís: por favor, siéntate aquí, en el puesto
reservado. Al pobre, en cambio: estate ahí de pie o siéntate4 en el suelo. Si
hacéis eso, ¿no sois inconsecuentes y juzgáis con criterios malos?”
Contemplamos:
El protocolo
justifica muchas incongruencias: buscar los primeros puestos en los templos
para reyes y gobernantes no creyentes, alejar a los pedigüeños de las puertas
de los templos en las fiestas, fingir nuestro compromiso con la expresión “los
predilectos del Señor son los más pobres”, exigir la recepción de inmigrantes
pero en las casas de los otros….  
Bendigamos al Señor, Demos gracias a Dios.

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