Aniversario de la Dedicación, día 23 de junio de 2018.
Preciosa introducción para comprenderla razón de la dedicación al Señor
1.
Cristo, por su muerte y resurrección, se convirtió
en el verdadero y perfecto templo de la nueva Alianza y reunió al pueblo
adquirido por Dios. Este pueblo santo, unificado por virtud y a imagen del
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, es la Iglesia, o sea, el templo de Dios
edificado con piedras vivas, donde se da culto al Padre con espíritu y verdad.
2.
Con razón, pues, desde muy antiguo se llamó
«iglesia» el edificio en el cual la comunidad cristiana se reúne para escuchar
la palabra de Dios, para orar unida, para recibir los sacramentos y celebrar la
eucaristía.
3.
Por el hecho
de ser un edificio visible, esta casa es un signo peculiar de la Iglesia que
peregrina en la tierra e imagen de la Iglesia celestial. Y porque la iglesia se
construye como edificio destinado de manera fija y exclusiva a reunir al pueblo
de Dios y celebrar los sagrados misterios, conviene dedicarla al Señor con un
rito solemne, según la antiquísima costumbre de la Iglesia.
4. La iglesia,
como lo exige su naturaleza, debe ser apta para las celebraciones sagradas,
hermosa, con una noble belleza que no consista únicamente en la suntuosidad, y
ha de ser un auténtico símbolo y signo de las realidades sobrenaturales.