Día
1 de mayo, domingo: séptimo día de novena al Santo Cristo de Ourense.
Introducción
Seguimos
celebrando con todo fervor la novena al Santo Cristo de Ourense, en este tercer
domingo de Pascua. Pascua nos habla de paso de la muerte a la vida, de alegría
por la victoria de Cristo. Pero el camino no ha sido nada fácil. Queremos hoy
acompañar al Señor, debilitado por las afrentas, en el Viacrucis final. Llegó
el momento de subir al Calvario, con la cruz a cuestas, para culminar la obra
de la Redención.
El evangelio de este domingo, meditando el pasaje de la pesca milagrosa, nos remite a la preocupación del Señor por sus apóstoles. La luz de la Pascua siempre estará iluminada por la Cruz de la Pasión.
El escarnio y espectáculo público de la subida al Calvario, sometido a toda clase de vejaciones, no es un plan fracasado del Señor, sino muestra y entrega total de su vida por amor. Así lo hará, tras la gran pesca, preparando la comida para sus apóstoles, alentándoles con sus apariciones.
Así lo hará, sanando a Pedro, que tras negarlo tres veces, ahora reafirma su amor otras tantas veces y ahora será hasta el final. A ejemplo de Cristo y los apóstoles, estemos contentos de merecer ultrajes por ser fieles al nombre de Jesús.
“Por tu pasión y muerte de cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y en la muerte”. Pidamos al Santo Cristo de Ourense por nuestras intenciones y por las intenciones de toda la Iglesia.
Momento de silencio