Día 30 de abril, martes: 6º día de la novena.
Así tiene que ser
elevado el Hijo del hombre.
Comentario:
En este día de novena el Santo Cristo nos
invita a fijar la mirada en Él, en su humanidad. El hombre y la mujer de hoy
tantas veces miramos con superficialidad. Él nos invita a mirar en profundidad,
a lo más profundo de su Corazón elevado en la Cruz. Esta mirada a la humanidad
de Cristo ha cambiado tantos corazones de los mejores hijos de la Iglesia, los
santos.
Del
Papa Francisco. Gaudete et exultate. 147-155.
Recordemos que la santidad está hecha de una
apertura habitual a la trascendencia, que se expresa en la oración y en la
adoración. El santo es una persona con espíritu orante, que necesita
comunicarse con Dios.
La súplica es expresión del corazón que confía en Dios, que sabe que solo
no puede. En la vida del pueblo fiel de Dios encontramos mucha súplica llena de
ternura creyente y de profunda confianza. No quitemos valor a la oración de
petición, que tantas veces nos serena el corazón y nos ayuda a seguir luchando
con esperanza. «Este es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por el
pueblo» (2 M 15,14).
También en la vida del pueblo peregrino hay muchos gestos simples de pura
adoración, como por ejemplo cuando «la mirada del peregrino se deposita sobre
una imagen que simboliza la ternura y la cercanía de Dios. El amor se detiene,
contempla el misterio, lo disfruta en silencio»
“Por
tu pasión y muerte en cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y
en la muerte”. Pidamos al Santo Cristo de Ourense por nuestras intenciones y
por las intenciones de toda la Iglesia (breve silencio).
Oración:
Oh
Dios, que quisiste que tu amantísimo Hijo sufriese por nosotros el suplicio de
la Cruz para arrojar de nosotros la tiranía del enemigo, concédenos a tus
siervos, conseguir la gracia de la Resurrección. Por Cristo Nuestro Señor. Amén
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