Visitación de la Bienaventurada Virgen María
Día 31 de mayo de 2021
Visitación de la Bienaventurada Virgen María
Día 31 de mayo de 2021
SOLEMNIDAD
DE PENTECOSTÉS
22
– V – 2021
Celebramos
hoy la fiesta del Espíritu Santo, día de la Acción Católica y del Apostolado
seglar. En este tiempo de dolor e incertidumbre, somos invitados a la
Esperanza, somos impulsados a soñar que otro mundo es posible. Somos pueblo de
Dios en salida, peregrino por la tierra, siguiendo a Cristo y guiado por su Espíritu
"CONSTRUYENDO LOS SUEÑOS, JUNTOS". Desde que empezamos a caminar no
debemos detenernos jamás y hemos de mejorar, constantemente, el ritmo. Los
laicos como Iglesia hemos de estar unidos viviendo los valores de la humildad,
comprensión, FE, ESPERANZA y AMOR, teniendo como referente a CRISTO. Que El
Espíritu Santo nos ilumine y seamos capaces de transmitir la alegría del Evangelio, para que podamos ser luz
en un mundo con muchas sombras. El Señor nos quiere alegres. Ojalá algún día
cada uno de nosotros podamos escuchar la voz de JESÚS diciéndonos: "Te veo
reír y no sé cuál de los dos es más feliz".
Nos unimos también al gozo de estos hermanos nuestros en la fe que recibirán, en esta celebración, el Espíritu Santo por medio del Sacramento de la Confirmación. Pidamos que la fuerza del Espíritu nos haga a todos semillas del Evangelio. “Celebramos la vigilia de Pentecostés; imitando a los apóstoles y discípulos, que, con María, la madre de Jesús, se dedicaban a la oración, esperando el Espíritu prometido por el Señor, escuchemos ahora, con atención y reposadamente, la Palabra de Dios. Meditemos los prodigios que hizo Dios en favor de su pueblo y pidamos que el Espíritu Santo, que el Padre envió como primicia para los creyentes, lleve a plenitud su obra en el mundo”.
Un grupo de cristianos adultos (treinta y
nueve) van a ser confirmados por el Sr. Obispo en esta celebración de la
Vigilia de Pentecostés. Ellos recibirán, con sus siete dones, la plenitud del
Espíritu Santo, que les facilitará ser cristianos misioneros en el mundo.
Misa Estacional
Día 23 - V - 2021
Oración:
Dios todopoderoso,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que regeneraste, por el agua y el Espíritu Santo,
a estos siervos tuyos y los libraste del pecado,
escucha nuestra oración
y envía sobre ellos el Espíritu Santo Defensor;
llénalos de espíritu de sabiduría
y de inteligencia,
de espíritu de consejo y de fortaleza,
de espíritu de ciencia y de piedad,
y cólmalos del espíritu de tu santo temor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Todos: Amén.
ORDENACIÓN DE UN CASADO COMO DIÁCONO PERMANENTE PARA
LA IGLESIA DE OURENSE
D. Amancio José Moure Lorenzo
15 – V - 2021
El Concilio Vaticano II restableció el
diaconado «como un grado particular dentro de la jerarquía» (LG 29) en la
Iglesia católica latina; las Iglesias de Oriente lo habían mantenido siempre.
El diaconado permanente constituye un enriquecimiento importante para la misión
de la Iglesia. En efecto, es apropiado y útil que hombres que realizan en la
Iglesia un ministerio verdaderamente diaconal, ya en la vida litúrgica y
pastoral, ya en las obras sociales y caritativas, «sean fortalecidos por la
imposición de las manos transmitida ya desde los Apóstoles y se unan más estrechamente
al servicio del altar, para que cumplan con mayor eficacia su ministerio por la
gracia sacramental del diaconado» (AG 16; cf. Catecismo de la Iglesia católica,
1571).
Un diácono (del griego diakonos =
«servidor») es el fiel laico que recibe el tercer grado del sacramento del
Orden por la imposición de las manos del Obispo y queda constituido y
habilitado para servir al Pueblo de Dios en la diaconía de la Palabra, de los
Sacramentos y de la Caridad. El diácono es ordenado «para realizar un servicio
y no para ejercer el sacerdocio» (LG 29) y está llamado a configurar su vida a
imagen de Cristo servidor: «Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido,
sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Marcos 10, 45). Hay
dos clases de diáconos: los diáconos ‘transitorios’, que un día serán ordenados
presbíteros, y los diáconos ‘permanentes’, que son ordenados sólo y para
siempre para el diaconado. El diaconado permanente puede ser conferido a
hombres célibes o casados. Si el candidato está casado, la esposa deberá
autorizar por escrito la aceptación para la ordenación del esposo (requisito
indispensable). Un diácono casado que pierde a su esposa no puede volver a
contraer matrimonio, pero sí puede optar a ser presbítero. Quien es ordenado
diácono siendo soltero, se compromete al celibato permanente. Solo el varón
bautizado recibe válidamente esta sagrada ordenación. El sacramento del Orden
confiere un carácter espiritual indeleble y no puede ser reiterado ni conferido
para un tiempo determinado.
Ya san Pablo establecía una serie de
cualidades para los diáconos (cf. 1 Tim 3, 8-13). La Iglesia católica latina
pide que el candidato al diaconado permanente posea, además de la necesaria
formación, determinadas cualidades para recibir el orden, es decir, doctrina
recta, piedad sincera, buenas costumbres, aptitud y salud física y psíquica
para ejercer el ministerio (cf. canon 1051, 1 del CIC). El diácono permanente
debe ser considerado hombre íntegro y honrado por la comunidad, caritativo,
respetuoso, misericordioso y servicial.
Funciones de los Diáconos
Son funciones de los diáconos, entre
otras: - Instruir a los fieles. - Presidir las oraciones. - Asistir al obispo y
a los presbíteros en la celebración de la Liturgia, sobre todo, de la Santa
Misa, proclamar el Evangelio, preparar las ofrendas y distribuir la sagrada
Comunión. - Predicar la homilía en los casos que fuera conveniente. -
Administrar el sacramento del Bautismo. - Asistir y bendecir el Matrimonio. -
Bendecir personas y cosas (tales como la bendición del agua, etc.). - Llevar el
viático o sagrada Comunión a los moribundos. - Por escasez de sacerdotes, el
Obispo le puede encomendar una participación en el ejercicio de la cura pastoral
de una parroquia, bajo la dirección de un sacerdote. - Presidir la celebración
de la Palabra. - Presidir las exequias y responsos fúnebres. - Presidir la
celebración dominical en ausencia del presbítero, no pudiendo consagrar la
Eucaristía.
Gaalería de fotos:
Vodas de ouro sacerdotais
12 - V - 2021
Somos a promoción do 26 de xullo do 1971. Celebramos a vodas de ouro sacerdotais seis
compañeiros: Atilano (Santa Eufemia), José Carlos (Catedral), Ramiro (Catedral),
Aquilino (Santa Teresita), M. Sierra (capellán no CHUO) e un servidor
(Catedral). Únense á festa, dende o ceo, Ricardo, Berardo e Manolón, falecidos.
A nosa promoción foi das últimas na que a lingua latina era esencial tanto para
comunicación intereclesial como para os estudos filosófico-teolóxicos e
celebracións litúrxicas. Por iso os suliñados van latín, reflexo de unha historia e de unha vida, e que a maioría dos lectores
seguen no esquema da eucaristía.
Tres canónigos da S. I. Catedral
celebramos as vodas de ouro sacerdotais
Aos 60, aos 50 e
aos 25 anos de sacerdocio
12 – V - 2021
Confiteor Dei omnipotenti ... Pedimos perdón polos pecados de omisión. Por desgraza son pecados moi comúns na vida cristiá e tamén na vida sacerdotal, pero non por iso son escusables. Polos malos exemplos (a nosa vida non sempre foi un fiel reflexo do Evanxeo e, as veces, faltounos algo de celo apostólico. Non sempre fomos cristiáns misioneiros). Pedimos perdón por ter usado o ministerio sacerdotal para apoiar á nosa personalidade, para xustificar a nosa maneira de vivir. O papa Francisco dinos que os sacerdotes temos que ser pastores e que non podemos deixarnos embargar pola acedia, enfermidade frecuente. Pedimos perdón polos pecados contra a caridade pastoral: crernos en posesión da verdade, sen contar en tantas ocasións coa verdade dos irmáns.
Gloria in excelsis Deo ... Como nos ferve o corazón de ledicia ao recitar este himno: honor, loanza e gloria ao noso Deus. A Xesucristo, ao Kirios, ao Señor do tempo e da historia, que está sentado á dereita do Pai e intercede por todos nós, na unidade do Espírito Santo para gloria de Deus Pai. O canto dos anxos de Belén resoa en cada unha das nosas festas dende o máis profundo do noso ser.
Verbum Domini... Deo Gratias... Xesucristo é a Verdade eterna que se manifestou na plenitude dos tempos. Urxe o anuncio da Palabra de Deus ás nosas xentes (nenos, mozos e persoas maiores), urxe o anuncio da Palabra de Deus aos emigrantes, urxe o anuncio da Palabra de Deus a quen sofre, urxe o anuncio da Palabra Deus aos pobres. A Palabra de Deus crea e salvagarda a enteira creación. E temos por certo que “quen descoñece as Escrituras, descoñece ao noso Señor Xesucristo”. A Palabra de Deus é a que salva, e non a nosa palabra.
Credo in unum Deum... Cremos en Deus Pai todopoderoso e infinitamente misericordioso. A súa misericordia non ten fin. Cremos na Igrexa, fundada polo noso Señor; ela é santa e pecadora, porque os ministros e os fieis somos santos e pecadores. Cremos na vida eterna; pola entrañable comuñón dos santos algún día chegaremos ao ceo, lugar de felicidade, de descanso e de encontro co Señor resucitado.
Sanctus, Sanctus, Sanctus Dominus Deus Sábaoth... “Sede santos como santo é Deus voso Pai”. Evanxelizar é transmitir vida, santidade, animosidad espiritual. Os sacerdotes temos a obriga de entregar a nosa vida a Deus pola salvación dos nosos irmáns. Non esquezamos as palabras do Señor: “Ninguén ten amor máis grande que o que da a vida polos amigos”.
Ecce Agnus Dei qui tollis pecata mundi ... Corpus Christi. Amén. O Corpo de Cristo. Amén. "A Eucaristía fai a Igrexa e a Igrexa fai a Eucaristía". A Eucaristía é fonte e cumio de toda a vida cristiá. “Tomade e comede ... Tomade e bebede ... Este é o meu corpo; este é o cáliz do meu sangue”. "O que come a miña carne e bebe o meu sangue vive en min e eu nel". ¡Cantas veces temos repetido, escoitado e consagrado o pan e mailo viño en cada celebración da Eucaristía!
Te Deum laudamus ... Gracias, Señor: pola vida, polos nosos pais, polos nosos irmáns e demais familiares e amigos. Pola vida sobrenatural que nace en nós no bautismo, pola parroquia onde temos nacido e onde fomos bautizados, polos nosos Srs. Curas, que nos axudaron a crecer na fe e tamén no sacerdocio, polos feligreses e veciños todos. Gracias, Señor, polo precioso don do sacerdocio, polo Seminario e os nosos formadores e profesores, polos Srs. Bispos, que nos ordenaron e cos que nos tocou colaborar ao longo de tantos anos, por tódolos nosos condiscípulos, algúns xa falecidos (que en paz descansen), polos sacerdotes do presbiterio diocesano cos que camiñamos ano tras ano, pola fidelidade á nosa vocación ao longo de sesenta, cincuenta e vinte e cinco anos. Pero conscientes de que todo é obra do Señor e da súa gracia.
Ego sum
resurrectio et vita: qui credit in me, etiam si mortuus fuerit, vivet; et omnis
qui vivit et credit in me, non morientur in aeternum. O camiño é longo. Moitos irmáns nosos
caeron na larga camiñada: as nosas nais e os nosos pais, os nosos familiares,
amigos e coñecidos , os condiscípulos, compañeiros sacerdotes. E tamén queremos
acordarnos hoxe dos mortos na pandemia, que tanto nos está facendo sufrir. A
todos: Chorus Angelorum te suscipiat, et
cum Lazaro paupere aeternam habeas requiem.
Regina Coeli laetare Alleluia ... Permitídenos para ir finalizando mirar con tenrura a nosa Nai bendita do ceo, a Virxe María. Nosos pais, nosos irmáns e os nosos avós foron quen de ensinarnos a rezarlle. Ao longo da nosa vida sacerdotal, nas ledicias e nas tristuras, sempre acudimos a bendita Nai do ceo e facémolo dende as moitas advocacións diocesanas: a Clamadoira, a Aparecida, os Milagres, o Portal, a Saleta, o Viso, os Remedios, ... Con confianza acudimos a Ela e gústanos agarimarnos no seu colo. Sempre fomos acollidos pola nosa Señora. Irmáns, que celebramos o aniversario da nosa ordenación sacerdotal, collidos da man de María, vaiamos ao encontro de Deus, noso Pai.
Ite, missa est:... “Homes de Galilea, que facedes aquí mirando ao ceo?” A Sementeira está a ser longa, a seitura promete, pois xa corre o gran nas espigas. ¿60, 50, 25 anos? ¿Que fixemos? Pouca cousa e todo ca axuda do Señor. “Non fostes vós que me elixistes; son eu quen vos elixín e envieivos para dar froito”. Irmáns todos, sabendo o que sabemos, volveriamos a escoitar a chamada do Señor para mellor servir a nosa Igrexa diocesana e universal polo camiño da sinodalidade. A todos, de corazón, moitas gracias.
San
Juan de Ávila, patrono del clero
Un
día para agradecer la vida y entrega de nuestros sacerdotes
El miércoles 12 de mayo
se celebra la Misa de San Juan de Ávila, patrono del clero español, a las 11:00
horas en la iglesia del Seminario Mayor, presidida por nuestro Obispo, Monseñor
Lemos Montanet, con el homenaje y acción de gracias por la labor de los sacerdotes
que cumplen 60, 50 y 25 años desde su ordenación tanto este año como los que
los cumplieron en 2020, cuando no pudo celebrarse esta festividad debido al
confinamiento.
Ordenados
en 1960:
D. Adolfo Álvarez Cid D.
D. Camilo Parente Conde
D. José Benito Sieiro González
D. José Luis López Blanco
D. Julián Polo Martos
Ordenados
en 1961:
D. Enrique Bande Rodríguez
D. Fernando Rodríguez Piñeiro
D. Francisco Morgade Dacal
D. José Benito Fernández Yáñez
D. José Luis Iglesias Álvarez
D. José Luis Marra Gómez
D. Manuel Pérez Villanueva
Ordenados
en 1970:
D. David Cid Pumar
D. José Fernández Bangueses
D. José Iglesias Iglesias
D. Manuel Mera Martínez
D. Manuel Pérez González
D. Rufino Estévez Pérez
Ordenados
en 1971:
D. Atilano Casal Iglesias
D. José Carlos Fernández Otero
D. Ramiro González Cougil
D. José Pérez Domínguez
D. Aquilino Rodriguez Fernández
D. Manuel Sierra Fernández
Ordenados en 1995:
D. Francisco M. Martín López
Ordenados en 1996:
D. Ángel Manuel Pérez Cobelas
D. José Carlos Rodríguez Carballo
D. Julio Grande Seara