Día
25 de abril, jueves: 1º día de la novena.
Mirad mis manos y mis pies
Comentario:
Queremos comenzar esta novena, junto al Corazón
de nuestro Santo Cristo Es la experiencia que pasa por tocar ese manantial
inagotable del que manan todas las gracias, para aquel que quiera introducirse
en su Corazón abierto. Es la experiencia que tuvieron los discípulos de tocar
sus llagas en las que reconocen al crucificado que estaba vivo en medio de
ellos.
Del
Papa Francisco. Gaudete et exultate. 19-24.
Cada santo es una misión; es un proyecto del Padre para reflejar y
encarnar, en un momento determinado de la historia, un aspecto del Evangelio. Esa
misión tiene su sentido pleno en Cristo y solo se entiende desde él. En el
fondo la santidad es vivir en unión con él los misterios de su vida. Consiste
en asociarse a la muerte y resurrección del Señor de una manera única y
personal, en morir y resucitar constantemente con él. Pero también puede
implicar reproducir en la propia existencia distintos aspectos de la vida
terrena de Jesús: su vida oculta, su vida comunitaria, su cercanía a los
últimos, su pobreza y otras manifestaciones de su entrega por amor. La
contemplación de estos misterios, como proponía san Ignacio de Loyola, nos
orienta a hacerlos carne en nuestras opciones y actitudes.
Pregúntale siempre al Espíritu qué espera Jesús de ti en cada
momento de tu existencia y en cada opción que debas tomar, para discernir el
lugar que eso ocupa en tu propia misión
“Por
tu pasión y muerte en cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y
en la muerte”. Pidamos al Santo Cristo de Ourense por nuestras intenciones y
por las intenciones de toda la Iglesia (breve silencio).
Oración:
Oh
Dios, que quisiste que tu amantísimo Hijo sufriese por nosotros el suplicio de
la Cruz para arrojar de nosotros la tiranía del enemigo, concédenos a tus siervos,
conseguir la gracia de la Resurrección. Por Cristo Nuestro Señor. Amén
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