Día octavo de la novena
Uno se vuelve popular cuando hacen cosas importantes
sin atribuirlas a su persona. Cuando el
que actúa peca de inmodestia, se hace repelente. En cambio quien sigue los
consejos del Evangelio, sabe que las buenas
obras que pueda realizar han de contribuir a que el Señor sea más conocido y amado. En lo que respecta al hombre, al realizar obras buenas, ha de
hacerlas sin buscar la alabanza de los hombres:
de lo contrario, el Señor podrá considerar que, lo que había reservado a
su cuenta, ya lo satisficieron los hombres con su alabanza.
Martín se hizo cercano y acogedor ya de joven, cuando, siendo catecúmeno y militar, compartió su capa con un mendigo que pasaba a su lado. Después, ya cristiano, ha tenido
en cuenta los consejos evangélicos, cosa que ha prodigado siendo monje y
más adelante como sacerdote. Esa actitud se hizo todavía más digna cuando fue elegido Obispo.
Retablo mayor |
Cuando está para morir, se preocupa de estrechar su
unión con Dios y lucha denodadamente contra el diablo, al que percibe de cerca
como tentador. Al fin, muere en paz, lleno del gozo del Espíritu. Entonces su
popularidad se dispara, y en adelante los creyentes venerarán como Santo e
incluso como mártir a Martín.
Intención
para este día: ser portadores de la Buena Noticia con palabras y obras para los
de cerca y para los de lejos.
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