San Juan María Vianney, presbítero
1829 - 1925
El Espíritu del Señor está sobre
mí, porque él me ha ungido. Me
ha enviado a evangelizar a los pobres y
curar a los contritos de corazón (Lc.4, 18).
A pesar de sus múltiples intentos de huir a la
vida contemplativa, el pueblo de Ars se opuso siempre; por eso en todas las representaciones
del sacerdote Juan María Vianney lo encontramos revestido con la
sobrepelliz y una estola. Sus
cualidades hicieron que Ars fuera un punto de peregrinación de gente que buscaba su consejo: «Hijos míos –les decía–, vuestro corazón es pequeño, pero la oración lo engrandece y lo hace capaz
de amar a Dios. Las penas se funden ante
una oración bien hecha, como la nieve ante el sol» (Catequesis sobre la oración).
Queremos
aprender, Señor, a ser solícitos, a no desentendernos de las necesidades
de los demás, a compartir
lo que somos y tenemos.
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