Orar con el
Evangelio
Del poder de la
muerte.
Tanto la amabas
que no quisiste
Que tuviera que
sufrir la corrupción del sepulcro.
Gracias porque
María recibió,
Como habías
prometido,
El ciento por uno,
y, además, la vida eterna.
El cuerpo que fue
templo
Donde Tú habitaste
durante nueve meses
No podía ser
destruido por el pecado.
Gracias María por
dejar
Que el Espíritu
Santo te cubriera con su sombra,
Por hacer posible
la Encarnación
Del Hijo de Dios
Y también la
Asunción al cielo.
Gracias por ser
modelo para todos nosotros,
Por ser la primera
entre los hijos de Adán
Que ha regresado
al Paraíso perdido.
Tu ejemplo nos
llena de esperanza
Para creer en una
nueva creación,
En la que
resucitaremos en cuerpo y alma
Por eso nos unimos
a los cristianos
De todos los
tiempos
Que te han
bendecido y venerado
Por las maravillas
que Dios ha obrado.
(Josep Otón, La
Misa de cada día, Claret)
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