Día 3 de mayo, jueves: 9º día de la
novena.
A
toda la tierra alcanza su pregón.
Comentario:
Finalizamos
esta novena en la fiesta de los apóstoles Felipe y Santiago. Ellos nos sirven
de modelo para lo que debe de ser nuestra vida: llevar a todas partes la buena
nueva del amor de Dios. Hemos contemplado durante estos días a Cristo que se
entrega por nosotros muriendo en la cruz. De él recibimos la fuerza para, en
esta etapa sinodal de nuestra diócesis, llevar el amor de Dios a todos los que
nos rodean, para no dejarnos amilanar por las dificultades, para descubrir la
maravilla del encuentro con Cristo y comunicarlo a los demás.
Del Papa Francisco, E.G.265.266:
Toda la vida de Jesús, su
forma de tratar a los pobres, sus gestos, su coherencia, su generosidad
cotidiana y sencilla, y finalmente su entrega total, todo es precioso y le habla
a la propia vida. Cada vez que uno vuelve a descubrirlo, se convence de que eso
mismo es lo que los demás necesitan.
El entusiasmo evangelizador se
fundamenta en esta convicción. Tenemos un tesoro de vida y de amor que es lo
que no puede engañar, el mensaje que no puede manipular ni desilusionar.
Pero esa convicción se
sostiene con la propia experiencia, constantemente renovada, de gustar su
amistad y su mensaje. No se puede perseverar en una evangelización fervorosa si
uno no sigue convencido, por experiencia propia, de que no es lo mismo haber
conocido a Jesús que no conocerlo, no es lo mismo caminar con Él que caminar a
tientas, no es lo mismo poder escucharlo que ignorar su Palabra, no es lo mismo
poder contemplarlo, adorarlo, descansar en Él, que no poder hacerlo. No es lo
mismo tratar de construir el mundo con su Evangelio que hacerlo sólo con la
propia razón.
“Por tu pasión y muerte en cruz, bendito
Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y en la muerte”. Pidamos al Santo
Cristo de Ourense por nuestras intenciones y por las intenciones de toda la
Iglesia (breve silencio).
Oración:
Oh Dios, que quisiste que tu amantísimo Hijo sufriese por
nosotros el suplicio de la Cruz para arrojar de nosotros la tiranía del
enemigo, concédenos a tus siervos, conseguir la gracia de la Resurrección. Por
Cristo Nuestro Señor. Amén
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