viernes, 30 de marzo de 2018

Viernes santo


Viernes Santo



En todo el relato de la Pasión de Jesús, tan lle­no de mezquindades, odios y violencia, hay un trasfondo que anticipa su victoria. Ante él, al pronunciar su nombre divino, se postran quie­nes habían ido a apresarle.
















El gran sacerdote profetiza que vale más que un solo hombre muera por el pueblo. Pilatos, que no sabe reco­nocer a la verdad que tiene ante sí, presenta a Jesús como el rey de los judíos y como el hom­bre que todos deben contemplar. Jesús muere cuando su misión se ha cumplido totalmente, y su última exhalación evoca ya el Espíritu que soplará sobre los discípulos.














Para mucha gente hoy es el día en que el sentimiento religioso se vive más a flor de piel. Es fácil compadecerse de Jesús y conectar su sufrimiento con tanto dolor que vivimos en prime­ra persona o que vemos que existe por todo el mundo.





























Pero no tenemos que quedarnos en la superficie. El mensaje del Viernes Santo es este presagio de victoria, este sentido escondido en el corazón de la aparente falta de sentido de las injusticias, la violencia y la muerte que parecen invadirlo todo, pero no tienen la última palabra. 







jueves, 29 de marzo de 2018

Jueves Santo:Misa de la cena del Señor


Jueves Santo



De la cena de despedida, en ambiente pascual, que Jesús celebró con sus discípulos, nos han quedado dos grandes signos: la eucaristía y el lavatorio de los pies.







Identificándose con el pan partido y el vino com­partido, Jesús anticipa el sentido de su muerte en cruz, que es culminación de toda una vida de en­trega por el bien de la humanidad en obediencia a la voluntad del Padre. Y nos deja un memorial perenne de su presencia para que, recibiéndole como alimento, podamos participar del fruto de su entrega y nos configuremos con él.




















En el lavatorio de los pies, Jesús da testimonio del nuevo cariz que deben tener las relaciones entre los discípulos. Debe acabarse el dominio de unos sobre otros. A partir de ahora la nueva ley vigente es la del servicio.
































Ambos signos son manifestación del núcleo más profundo de la persona de Jesús: «les de­mostró hasta qué punto los amaba". Esta es la clave para comprender todo lo que sucederá en estos días del Triduo Pascual, en los cuales celebramos el misterio central de nuestra fe.






















En el jueves santo nuestra atención debe centrarse en los misterios que se re­cuerdan en la misa: es decir, la institución de la Eucaristía, la institución del Orden sacerdotal y el mandamiento del Señor sobre la caridad fraterna.










miércoles, 28 de marzo de 2018

Miércoles santo: MIsa Crismal


Misa crismal













La misa crismal, en la cual el obispo, que concelebra con su presbiterio, consagra el santo crisma y bendice los demás óleos, es una manifestación de la comunión existente entre el obispo y sus presbíteros en el único y mismo sa­cerdocio y ministerio de Cristo. 
















Para esta misa se convocan a todos los sacerdotes de los distintos arciprestazgos de la diócesis para concelebrar con el obispo, y para ser testigos y cooperadores en la consagración del crisma, del mismo modo que en el ministerio cotidiano son sus colaboradores y consejeros.





















Conviene que se invite encarecidamente también a los fieles a participar en esta misa, y que en ella reciban el sacramento de la eucaristía. La misa crismal se celebra, conforme a la tradición, el jueves santo por la mañana.

















Sin embargo, si es difícil para el clero y el pueblo reunirse aquel día con el obispo, esta celebración se anticipa en Ourense al miércoles santo por la tarde, con retiro para los sacerdotes en la parroquia de Santa Eufemia, de cinco a siete de la tarde, y con la misa crismal en la S. I. Catedral a las siete de la tarde. El nuevo crisma y el nuevo óleo de los catecúmenos se han de utilizar en la celebración de los sacramentos de la iniciación en la noche pascual.
















La recepción de los óleos sagrados en las distintas parroquias puede hacer­se o antes de la celebración de la misa vespertina «en la Cena del Señor», o en otro momento más oportuno. Esto puede ayudar a la formación de los fieles sobre el uso y efecto de los óleos y del crisma en la vida cristiana.

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