NOVENA A LA VIRGEN DE LA MEDALLA
MILAGROSA
DÍA 19, DÍA
1º DE LA NOVENA:
ORACIÓN
PREPARATORIA
Virgen
y Madre Inmaculada, míranos con ojos misericordiosos, somos tus hijos que
vienen a ti, llenos de confianza y amor, a implorar tu maternal protección, y a
darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa. Creemos
y esperamos en tu Medalla, Madre nuestra del cielo, y la amamos con todo
nuestro corazón, y tenemos la plena seguridad de que seremos atendidos en todas
nuestras plegarias. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
En una medianoche iluminada con luz celeste como de
Nochebuena —la del 18 de julio de 1830— se apareció por primera vez la Virgen
Santísima a santa Catalina Labouré, Hija de la Caridad de san Vicente de Paúl. Y
le habló a la santa de las desgracias y calamidades del mundo con tanta pena y
compasión que se le anudaba la voz en la garganta y le saltaban las lágrimas de
los ojos. ¡Cómo nos ama nuestra Madre del cielo! ¡Cómo siente las penas de cada
uno de sus hijos! Que tu recuerdo y tu medalla, Virgen Milagrosa, sean alivio y
consuelo de todos los que sufren y lloran en desamparo.
REFLEXIÓN PARA EL DÍA PRIMERO: Mt 1,
18-19
«El nacimiento de
Jesucristo sucedió así: su madre, María, estaba prometida a José, y antes del
matrimonio resultó que estaba encinta por obra del Espíritu Santo. José, su
esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, decidió
repudiarla en secreto» [Mt 1, 18-19].
María, como las
muchachas de Israel, sabía y así se lo habían contado la noche de pascua, que
el Dios de Israel, su pueblo, era un Dios enamorado. El Dios en quien ella
creía y a quien ella amaba, se había enamorado y había elegido al pueblo de
Israel y lo había ido mimando durante los siglos. Israel era un pueblo cabezota
e infiel, pero Dios seguía amándolo cada vez más. Su amor es tan grande, que
Dios se presenta como el esposo de Israel. «El Señor te prefiere a ti, y tu
tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que
te construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa la encontrará tu
Dios contigo» [cf. Is 62, 1. 4-5].
En la época de José y
María, los jóvenes no se desposaban ellos mismos, sino que eran desposados por
sus padres. Si estos no lo consentían, nada había que hacer. Pero imaginamos
que los dos se fueron ganando a sus respectivos padres al descubrirles la joya
que era su amada María y el buen partido que era su amado, José el artesano. Al
final, hubo fiesta de desposorios.
SÚPLICAS A LA VIRGEN DE LA MEDALLA
MILAGROSA: Pidamos con fe y confianza las gracias que deseemos alcanzar de María en
este día de su novena
OH MARÍA SIN PECADO CONCEIDA: Rezar tres Avemarías con la jaculatoria: OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA,
RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A
ACORDAOS, ¡OH PIADOSÍSIMA VIRGEN MARÍA!
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que
jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección,
implorando vuestro socorro, haya sido desamparado de Vos. Animado por esta
confianza, a Vos también acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y aunque
gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante vuestra
presencia soberana. Oh madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien,
escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.

















































































