Martín, alma de
apóstol, que aceptaste morir,
ansiando el premio
de la gloria:
vivir, si no, por
bien de tus hermanos:
alienta nuestra
fiesta en tu memoria.
Rechaza las
insidias del Maligno,
renueva tus
prodigios y favores,
el rostro de la
Iglesia purifica,
dirige la labor de
sus Pastores.
Del caos
triunfador y una y mil veces,
levanta a los que
yacen en pecado,
revístenos de amor
y de justicia,
así como vestiste
al marginado.
Redunde en alabanza de tu gloria
un nuevo florecer
de vocaciones.
Infúndenos la fe
que profesaste,
vertida en
pensamientos y en acciones. Amén.
Tema: Martín nace de noble familia militar pagana.
La Panonia es una antigua región de la Europa Central, limitada al norte por el río Danubio, que se extiende en gran parte por la actual Hungría y parcialmente por Croacia, Serbia, Bosnia-Herzegovina, Eslovenia, Austria y Eslovaquia. La región fue conquistada por Roma entre el 35 y el 10 a. C., fuertemente romanizada y convertida en frontera del Imperio romano con los pueblos bárbaros.
En estas tierras y en estos siglos del imperio romano
nació Martín, hijo de un militar, que bajo los mandos de las legiones romanas
viaja al norte de Italia, a la ciudad de Pavía, para prestar allí sus servicios
al emperador de Roma.
Son tiempos de bonanza económica y la fe cristiana
pasa de perseguida a ser tolerada; y de tolerada a ser la única religión del Imperio
con los edictos de Milán y de Tesalónica. Los padres de Martín no eran
cristianos, pero tampoco les preocupa grandemente la cuestión religiosa.
Mateo
5, 9: “Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los hijos de Dios”.
Contemplamos:
El siglo XXI se presenta
cargado de violencia: atentados terroristas nunca imaginados, guerras,
persecuciones religiosas, migraciones causadas por el hambre, la guerra, la
persecución, la insolidaridad.
Oramos:
“Señor
Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles “la paz os dejo, mi paz os doy”, no
tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu
palabra, concédenos la paz y la unidad”. Te lo pedimos por intercesión de San
Martín de Tours, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. (Cfr.
Misal Romano, Rito de la paz).



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