FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR
“Apenas
se bautizó el Señor, se abrieron los cielos y el Espíritu se posó sobre Él como
una paloma, y se oyó la voz del Padre que decía: <Este es mi Hijo amado, en
quien me complazco>” (Mt. 3, 16 – 17).
Señor, enséñanos a entrar en las aguas
de la vida, para que se abran los cielos y podamos escucharte. Que sepamos ser
uno más como la multitud que acudía a buscar a Juan en el Jordán para ser
bautizados. Y que, sin sentirnos mejores o peores que el resto, nos demos
cuenta de que somos tus hijos queridos, tus escogidos, que te complaces en
nosotros. Que sepamos escuchar las palabras de Jesús, que renueven nuestro
corazón, que las meditemos, que las veneremos aunque no seamos capaces de
entenderlas. Son la guía que nos dirige hacia Ti. Que no nos deslumbre por tu
presencia ni el Jordán ni el Tabor, sino que salgamos de las aguas determinados
a ir al encuentro de nuestros hermanos. Lo que hemos vivido no es para
nosotros, debemos compartirlo. Tenemos que anunciar a todos que también son
hijos amados de Dios (Misa de cada
día. Claret).
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