Día 7 de noviembre
Día
5º.- Martín, monje con Hilario de Poitiers:
Tema:
Martín monje y fundador de monasterios.
"Fui soldado por obligación y por
deber, y monje por inclinación y para salvar mi alma"
Pronto prendió en la Iglesia la sed del
monacato como pedagogía concreta para ir al encuentro del Señor en pobreza, castidad
y obediencia, en silencio y en comunidad. “Huir del mundo” para vivir en
plenitud: “sola una cosa
es necesaria, y María ha escogido la mejor parte y no se la quitaran” (Lc.
10, 42). En contacto con San Hilario de
Poitiers Martín descubre el valor de la vida monacal, la importancia de una
entrega al Señor, plena y generosa, en pobreza, en comunidad de vida, en
oración y silencio. Hombre de mundo, pero con fino sentido de la espiritualidad
de consagración a Dios y en Dios a los hermanos. La oración, el silencio, la
Lectio Divina, la consagración a Dios son elementos que constituyen el alma de
la Iglesia y que Martín cultiva para sí, para sus monjes y para los fieles de
Tours en la Francia de aquellos tiempos.
Basílica de Tours |
Lucas 18, 22.
“Te falta todavía
una cosa; vende todo lo que tienes y reparte entre los pobres, y
tendrás tesoro en los cielos; y ven,
sígueme”.
Interiorizamos la
Palabra:
El joven rico cumple todos los
mandamientos. Es un joven inquieto, insatisfecho, que busca y que tiene buenas
intenciones. Jesús le invita a seguirle más de cerca, entrando a formar parte
del grupo de sus íntimos. Pero algo le falta: debe desprenderse de todo cuanto
tiene y darlo a los pobres. Dejarlo todo. El joven rico no es valiente, porque
se fija más en lo que va a perder que en lo que puede ganar.
Contemplamos:
En nuestros días no funciona la cultura
vocacional entre los más jóvenes. Las personas consagradas, los sacerdotes, las
familias han perdido fuelle; no se atreven a hacer planteamientos vocacionales serios
y menos a proponérselos a las nuevas generaciones. Seguir al Señor por el
camino de la pobreza, castidad y obediencia no es camino fácil. Con todo, si alguien siente la llamada, busque aproximarse
a la hospedería de algún monasterio para pasar unos días llenos de paz y vida
espiritual.
Oramos:
“Señor, que nos diste a tu Hijo, hecho
carne, que nos comunicó tus palabras y nos llamó para que te siguiéramos; Él
que es el camino que nos conduce a ti,
la verdad que nos hace libres, la vida que nos colma de alegría”. Te pedimos
por intercesión de San Martín de Tours que nunca falten en tu Iglesia las
vocaciones de especial consagración. Por Cristo nuestro Señor. Amén. (Cfr.
Misal Romano, Plegaria Eucarística III. Jesús, camino hacia el Padre).
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