Carta apostólica del papa Francisco
"«Les abrió el entendimiento para
comprender las Escrituras» (Lc 24,45). Es uno de los últimos gestos realizados
por el Señor resucitado, antes de su Ascensión. Se les aparece a los discípulos
mientras están reunidos, parte el pan con ellos y abre sus mentes para
comprender la Sagrada Escritura. (cf. Lc 24,49)".
"La relación entre el Resucitado, la
comunidad de creyentes y la Sagrada Escritura es intensamente vital para
nuestra identidad. Si el Señor no nos introduce es imposible comprender en
profundidad la Sagrada Escritura, pero lo contrario también es cierto: sin la
Sagrada Escritura, los acontecimientos de la misión de Jesús y de su Iglesia en
el mundo permanecen indescifrables. San Jerónimo escribió con verdad: «La
ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo» (In Is., Prólogo: PL
24,17)".
"Dedicar
concretamente un domingo del Año litúrgico a la Palabra de Dios nos permite,
sobre todo, hacer que la Iglesia reviva el gesto del Resucitado que abre
también para nosotros el tesoro de su Palabra para que podamos anunciar por
todo el mundo esta riqueza inagotable. En este sentido, me vienen a la memoria
las enseñanzas de san Efrén: «¿Quién es capaz, Señor, de penetrar con su mente
una sola de tus frases? Como el sediento que bebe de la fuente, mucho más es lo
que dejamos que lo que tomamos. Porque la palabra del Señor presenta muy diversos
aspectos, según la diversa capacidad de los que la estudian. El Señor pintó con
multiplicidad de colores su palabra, para que todo el que la estudie pueda ver
en ella lo que más le plazca. Escondió en su palabra variedad de tesoros, para
que cada uno de nosotros pudiera enriquecerse en cualquiera de los puntos en
que concentrar su reflexión» (Comentarios sobre el Diatésaron, 1,18)".
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