Día 27 de abril, sábado: 3º día de la novena.
Id al mundo entero
y proclamad el Evangelio.
Comentario:
No todos los discípulos creyeron a los
primeros testigos de Jesús resucitado. Cuando se les aparece a los once, Jesús
les reprocha su incredulidad. También hoy nos falta fe. Lo decimos, lo
comentamos entre nosotros, nos lamentamos. Miremos a aquella primera valiente
en la fe, una mujer, María Magdalena, que conquistada por Jesucristo salió
corriendo a anunciar que Cristo está vivo, pidamos esa fe.
Del
Papa Francisco. Gaudete et exultate. 129-131
Al mismo tiempo, la santidad
es parresía. ¡Cuántas veces nos sentimos arrastrados a quedarnos en
la comodidad de la orilla! Pero el Señor nos llama para navegar mar adentro y
arrojar las redes en aguas más profundas (cf. Lc 5,4).
Miremos a
Jesús: su compasión entrañable no era algo que lo ensimismara, no era una compasión
paralizante, tímida o avergonzada como muchas veces nos sucede a nosotros, sino
todo lo contrario
Reconozcamos
nuestra fragilidad pero dejemos que Jesús la tome con sus manos y nos lance a
la misión. Somos frágiles, pero portadores de un tesoro que nos hace grandes y
que puede hacer más buenos y felices a quienes lo reciban.
“Por
tu pasión y muerte en cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y
en la muerte”. Pidamos al Santo Cristo de Ourense por nuestras intenciones y
por las intenciones de toda la Iglesia (breve silencio).
Oración:
Oh
Dios, que quisiste que tu amantísimo Hijo sufriese por nosotros el suplicio de
la Cruz para arrojar de nosotros la tiranía del enemigo, concédenos a tus
siervos, conseguir la gracia de la Resurrección. Por Cristo Nuestro Señor. Amén
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