9º día de la
novena.Día 3 de mayo,
miércoles.
A toda la tierra alcanza su pregón (Sal.
19).
Comentario:
La
Cruz de Cristo es el trono de su gloria, en ella comienza nuestra vida, cruz que merece nuestro
amor y en la cual, por nuestro amor, ha sido suspendido el Salvador del mundo
entero, como rezamos en el himno:
¡Oh Cruz fiel, árbol
único en nobleza!
Jamás el bosque dio mejor tributo en hoja,
en flor y en fruto.
¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida
empieza con un peso tan dulce en su
corteza!
Pablo nos dice: “os anuncio a Cristo y éste crucificado”. Este es
el evangelio que lleva a la vida, el que hemos recibido, el que hemos de
testimoniar con obras y palabras.
Del Catecismo de la Iglesia Católica
2614 Cuando
Jesús confía abiertamente a sus discípulos el misterio de la oración al Padre,
les desvela lo que deberá ser su oración, y la nuestra, cuando haya vuelto, con
su humanidad glorificada, al lado del Padre. Lo que es nuevo ahora es
"pedir en su Nombre" (Jn 14, 13). La fe en El introduce a los
discípulos en el conocimiento del Padre porque Jesús es "el Camino, la
Verdad y la Vida" (Jn 14, 6). La fe da su fruto en el amor: guardar su
Palabra, sus mandamientos, permanecer con El en el Padre que nos ama en El
hasta permanecer en nosotros. En esta nueva Alianza, la certeza de ser
escuchados en nuestras peticiones se funda en la oración de Jesús (cf Jn 14,
13-14).
“Por
tu pasión y muerte en cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y
en la muerte”. Pidamos al Santo Cristo de Ourense por nuestras intenciones y
por las intenciones de toda la Iglesia.
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