VIGILIA DE PENTECOSTÉS
27 – V – 2023
Es bueno recordar lo que nos decía el papa Pablo VI en su Credo del Pueblo de Dios, sobre el Espíritu Santo: “Creemos en el Espíritu Santo, que es Señor y da la vida, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria. Él nos ha hablado por los profetas y ha sido enviado a nosotros por Cristo después de su Resurrección y Ascensión al Padre. Él ilumina, vivifica, protege y guía a la Iglesia, purificando sus miembros, si éstos no se sustraen a la gracia. Su acción, penetrando hasta lo más íntimo del alma, tiene el poder de hacer al hombre capaz de corresponder a la llamada de Jesús: Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”. Y, si es él quien nos lo dice, es que podemos llevarlo a cabo.
La noche es un tiempo propicio para la oración. Es un tiempo que nos invita a estar alerta, a rehuir la indiferencia, buscando entre la oscuridad el rostro de Dios, de aquél que da sentido a nuestra vida.
Estamos muy acostumbrados a rezar a Dios Padre, también leemos y escuchamos mucho sobre Jesús, son más cercanos que el Espíritu Santo, que se representa de forma más etérea o misteriosa… agua… viento… una paloma… Hoy queremos hacer cercano ese espíritu que acompaña nuestra vida.
En
primer lugar, comenzamos pidiendo que venga el Espíritu Santo sobre todos
nosotros que estamos esta noche en oración, sobre este grupo que se reúne, que
llegue a nuestros corazones…
De
un modo especial rezamos por los que van a ser confirmados para que reciban en
plenitud el Espíritu Santo, para que cambie sus vidas, para que los transforme
y para que los haga valientes para ser misioneros en el mundo de hoy.
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