Asunción
de Nuestra Señora
(15 de agosto de 2022)
Pio
XII en 1950 proclamó que la “Inmaculada Virgen María,
terminado el curso de su vida terrestre, fue llevada en cuerpo y alma a la
gloria”.
El dogma fue proclamado recientemente, pero la fe en la Asunción
viene desde muy antiguo. Lo que sabemos de María nos lo cuentan los Evangelios,
pero muy pronto la fe del pueblo cristiano comienza a celebrar esta fiesta. A
comienzos del siglo VI se celebra en Palestina y Siria la fiesta de la
dormición de la Virgen María. A finales del VI el emperador Mauricio la
prescribe para todo oriente y enseguida es acogida por toda la Iglesia. El sacramentario
gregoriano le da el nombre de Asunción de la Virgen María.
Desde entonces pintores y artistas han representado esta escena de la dormición
de la Virgen María y de la asunción.
María
es figura y primicia de la Iglesia que un día será glorificada. Hoy es fiesta grande para los creyentes.
Una fiesta que no es sino el eco del anuncio pascual: Cristo ha resucitado.
También María ha sido resucitada por Dios. Aquella mujer que supo acoger como
nadie la salvación que se le ofrecía en su propio Hijo, ha alcanzado ya la vida
definitiva.
María es la Madre de nuestra esperanza. Ella es “la perfectamente
redimida” (K. Rahner). En ella se ha
realizado ya de manera eminente y plena lo que esperamos un día vivir también
nosotros. Esto es lo que también celebramos al confesar a María Asunta en
cuerpo y alma al cielo.
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