ORDENACIÓN DE UN CASADO COMO DIÁCONO PERMANENTE PARA
LA IGLESIA DE OURENSE
D. Amancio José Moure Lorenzo
15 – V - 2021
El diaconado permanente un regalo divino a la Iglesia de Dios
El Concilio Vaticano II restableció el
diaconado «como un grado particular dentro de la jerarquía» (LG 29) en la
Iglesia católica latina; las Iglesias de Oriente lo habían mantenido siempre.
El diaconado permanente constituye un enriquecimiento importante para la misión
de la Iglesia. En efecto, es apropiado y útil que hombres que realizan en la
Iglesia un ministerio verdaderamente diaconal, ya en la vida litúrgica y
pastoral, ya en las obras sociales y caritativas, «sean fortalecidos por la
imposición de las manos transmitida ya desde los Apóstoles y se unan más estrechamente
al servicio del altar, para que cumplan con mayor eficacia su ministerio por la
gracia sacramental del diaconado» (AG 16; cf. Catecismo de la Iglesia católica,
1571).
Un diácono (del griego diakonos =
«servidor») es el fiel laico que recibe el tercer grado del sacramento del
Orden por la imposición de las manos del Obispo y queda constituido y
habilitado para servir al Pueblo de Dios en la diaconía de la Palabra, de los
Sacramentos y de la Caridad. El diácono es ordenado «para realizar un servicio
y no para ejercer el sacerdocio» (LG 29) y está llamado a configurar su vida a
imagen de Cristo servidor: «Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido,
sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Marcos 10, 45). Hay
dos clases de diáconos: los diáconos ‘transitorios’, que un día serán ordenados
presbíteros, y los diáconos ‘permanentes’, que son ordenados sólo y para
siempre para el diaconado. El diaconado permanente puede ser conferido a
hombres célibes o casados. Si el candidato está casado, la esposa deberá
autorizar por escrito la aceptación para la ordenación del esposo (requisito
indispensable). Un diácono casado que pierde a su esposa no puede volver a
contraer matrimonio, pero sí puede optar a ser presbítero. Quien es ordenado
diácono siendo soltero, se compromete al celibato permanente. Solo el varón
bautizado recibe válidamente esta sagrada ordenación. El sacramento del Orden
confiere un carácter espiritual indeleble y no puede ser reiterado ni conferido
para un tiempo determinado.
Ya san Pablo establecía una serie de
cualidades para los diáconos (cf. 1 Tim 3, 8-13). La Iglesia católica latina
pide que el candidato al diaconado permanente posea, además de la necesaria
formación, determinadas cualidades para recibir el orden, es decir, doctrina
recta, piedad sincera, buenas costumbres, aptitud y salud física y psíquica
para ejercer el ministerio (cf. canon 1051, 1 del CIC). El diácono permanente
debe ser considerado hombre íntegro y honrado por la comunidad, caritativo,
respetuoso, misericordioso y servicial.
Funciones de los Diáconos
Son funciones de los diáconos, entre
otras: - Instruir a los fieles. - Presidir las oraciones. - Asistir al obispo y
a los presbíteros en la celebración de la Liturgia, sobre todo, de la Santa
Misa, proclamar el Evangelio, preparar las ofrendas y distribuir la sagrada
Comunión. - Predicar la homilía en los casos que fuera conveniente. -
Administrar el sacramento del Bautismo. - Asistir y bendecir el Matrimonio. -
Bendecir personas y cosas (tales como la bendición del agua, etc.). - Llevar el
viático o sagrada Comunión a los moribundos. - Por escasez de sacerdotes, el
Obispo le puede encomendar una participación en el ejercicio de la cura pastoral
de una parroquia, bajo la dirección de un sacerdote. - Presidir la celebración
de la Palabra. - Presidir las exequias y responsos fúnebres. - Presidir la
celebración dominical en ausencia del presbítero, no pudiendo consagrar la
Eucaristía.
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