Día 29 de abril, lunes: 5º día de la novena.
Venid a mí todos
los que estáis cansados y agobiados.
Comentario:
El gran problema de hoy es el cansancio
que el hombre y la mujer experimentan, provocado por un ritmo vertiginoso donde
todo se convierte en rutina y en agobio permanente, que nos hace olvidar los
aspectos más importantes de nuestra vida, sobre todo en el corazón de la
familia. En este día resuena en nosotros la voz suave del Señor que nos invita
a elegir su corazón como lugar de verdadero descanso, no quedaremos defraudados.
Del
Papa Francisco. Gaudete et exultate. 75-76.
«Felices los que lloran, porque ellos serán
consolados». El mundo
nos propone lo contrario: el entretenimiento, el disfrute, la distracción, la
diversión, y nos dice que eso es lo que hace buena la vida.
La persona que ve las cosas como son realmente, se deja traspasar por el
dolor y llora en su corazón, es capaz de tocar las profundidades de la vida y
de ser auténticamente feliz. Esa persona es consolada, pero con el consuelo de
Jesús y no con el del mundo. Así puede atreverse a compartir el sufrimiento
ajeno y deja de huir de las situaciones dolorosas. De ese modo encuentra que la
vida tiene sentido socorriendo al otro en su dolor, comprendiendo la angustia
ajena, aliviando a los demás. «Llorad con los que lloran» (Rm 12,15).Saber llorar con los
demás, esto es santidad.
“Por
tu pasión y muerte en cruz, bendito Cristo de Ourense, ampáranos en la vida y
en la muerte”. Pidamos al Santo Cristo de Ourense por nuestras intenciones y
por las intenciones de toda la Iglesia (breve silencio).
Oración:
Oh
Dios, que quisiste que tu amantísimo Hijo sufriese por nosotros el suplicio de
la Cruz para arrojar de nosotros la tiranía del enemigo, concédenos a tus
siervos, conseguir la gracia de la Resurrección. Por Cristo Nuestro Señor. Amén
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