Día
6º.- Martín, Obispo de Tours:
Tema:
Martín elegido obispo de Tours.
"Con la espada podía vencer a los
enemigos materiales. Con la Cruz estoy derrotando a los enemigos
espirituales"
Tours fue una ciudad importante desde la
época de los galos como lugar de paso gracias a los puentes sobre el río Loira.
Los galos que habitaban en este sitio se llamaban turonos y fueron ellos
quienes dejaron su nombre a la ciudad (Civitas Turonorum). Una de las
personalidades más notables fue Martín de Tours, según nos cuenta
Gregorio de Tours del siglo VI en su Historia de los Francos. San Martín llegó
a ser Obispo, no por voluntad propia, sino por aclamación popular. En aquel
tiempo era normal que para la elección de obispos se fijasen en los monasterios
en donde estaban los mejor formados y los más avezados en la vida espiritual
para poder enseñar, santificar y gobernar al Pueblo de Dios con el servicio del
amor y la caridad solidaria para con todos y de forma especial para con los más
necesitados. La vida pastoral del obispo Martín se
caracterizó por la evangelización y la transformación de las costumbres
paganas, combatiendo las teorías gnósticas y maniqueas de Prisciliano y de Arrio. Martín
condena las herejías, pero perdona a los herejes.
Juan
10, 11- 14:
“Yo
soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado,
que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas
y huye; y el lobo hace estrago y las dispersas; y es que a un asalariado no le
importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías
me conocen”.
Interiorizamos
la Palabra:
Jesús explica la relación
que tiene con sus ovejas: las llama por su nombre, las conoce una a una y ellas
le conocen. Las saca a los mejores pastos. Todo ello indica una gran intimidad,
una participación de vida, una pertenencia mutua. Jesús aprovecha el momento para anunciar que
muere libremente por las ovejas para que tengan vida.
Contemplamos:
El papa Francisco señala
un nuevo estilo episcopal para una Iglesia en salida a las periferias de la
existencia humana: de servicio al pueblo de Dios, de vida entregada a los
fieles, del pastor que anima e ilusiona a los suyos, del padre lleno de
misericordia, que disculpa y perdona. Pero no de palabra, sino de obra. San
Agustín define el ministerio episcopal como amoris
officium: “El Obispo, cuando enseña,
al mismo tiempo santifica y gobierna el Pueblo de Dios; mientras santifica,
también enseña y gobierna; cuando gobierna, enseña y santifica” (Juan Pablo
II, Pastoris
Gregis.9)
Oramos:
“Señor Dios nuestro, que
infundiste en San Martín de Tours espíritu de verdad y amor para apacentar a tu
pueblo, concede a cuantos celebramos su memoria crecer en santidad, imitando su
ejemplo”. Por Cristo nuestro Señor. (Cfr. Misal Romano, Común de Pastores).
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