La Santa Madre Iglesia, después de su solicitud en celebrar con las debidas alabanzas la dicha de todos sus hijos bienaventurados en el cielo, se interesa ante el Señor en favor de las almas de cuantos nos precedieron con el signo de la fe y duermen en la esperanza de la resurrección, y por todos los difuntos desde el principio del mundo, cuya fe sólo Dios conoce, para que, purificados de toda mancha del pecado y asociados a los ciudadanos celestes, puedan gozar de la visión de la felicidad eterna.
Medalla de las benditas almas del purgatorio |
Con
las buenas obras y la oración se puede ayudar a los seres queridos a conseguir
el perdón y la purificación de sus pecados para poder participar de la gloria
de Dios.
Las almas, con el libro de la vida en las manos, caminan al juicio final. |
Debido
a las numerosas actividades de la vida diaria es muy fácil que nos olvidemos de
rezar por los fieles difuntos. Debido a esto, la Iglesia ha querido instituir
un día, el 2 de noviembre, que se dedique especialmente a la oración por
aquellas almas que han dejado la tierra y aún no llegan al cielo.
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