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miércoles, 6 de enero de 2016

Solemnidad de la Epifanía del Señor


Solemnidad de la Epifanía del Señor

La historia de los magos de Oriente que llegan hasta Belén para adorar al niño siguiendo una estrella misteriosa que les guía hasta el mismo pesebre es la forma que tiene el evangelista de decirnos que el niño recién nacido, Jesús, trae consigo una buena nueva de salvación que no es sólo para los judíos sino para todos los hombres y mujeres del mundo.

Los Reyes Magos ante el portal de Mayte Vázquez

San Rosendo y beato Sebastián de Aparicio

La tradición ha hecho, con muy buen tino, que cada uno de estos magos sea de una raza diferente: Melchor, Gaspar y Baltasar. Así se expresa mejor esa universalidad del mensaje cristiano: Dios ama a todos sin distinción. Todos somos hijos suyos (independiente de que lo sepamos, lo creamos o lo aceptemos.



San Rosendo y beato Sebastián de Aparicio
San Martín de Tours.
Participación propia del Epifanía



Además de la universalidad así expresada, el relato del Evangelio se dedica en buena parte a contarnos el momento de encuentro y diálogo entre los magos y Herodes. Herodes es el rey de los judíos. Herodes no quiere competidores. Como buen rey de la época, está dispuesto a mantenerse en el puesto a sangre y fuego. La noticia de que ha nacido un niño al que se le llama el “Rey de los Judíos” enciende todas las alarmas en el palacio del rey: muerte de los Inocentes.

Sacerdotes Concelebrantes
Sacerdotes Concelebrantes

La historia nos recuerda que la salvación que nos trae el niño Jesús es para todos sin excepción. Pero que supone compromiso y esfuerzo y lucha para hacer que el bien triunfe sobre el mal, que el poder malo no llegue a ganar la partida: “destruir el mal a fuerza del bien”.

Coral de Ruada

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