¡Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, que por tu santa Cruz redimiste al mundo!
Comenta el M. I. Sr. D. José Antonio Gil Sousa
Para hablar de su relación íntima con el
Padre, Jesús dice a sus discípulos: "Si me conocéis a mí, conoceréis
también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto. Felipe le dice:
Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Jesús le replica: Hace tanto que estoy
con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al
Padre…".
Conocer
a Jesús es conocer al Padre. Jesús con sus obras y sus palabras es la
fotografía viviente del Padre. Entre Jesús y el Padre existe una mutua
inmanencia.
Cimborrio de la Catedral de Rodrigo de Badajoz |
A Jesús
le duele que Felipe, después de largo tiempo de convivencia y de confidencias,
no haya llegado siquiera a intuir su relación íntima con el Padre. Jesús desea
convencer a Felipe de que para saber quien es el Padre es necesario contar con
su verdadero revelador, que es Jesús.
Él
viene en ayuda de la fe inmadura de sus discípulos, asida a lo sensible,
desvelando la mutua inmanencia que existe entre el Padre y el Hijo, solo
asequible a la fe. En Jesús se hace transparente el Padre. Con su vida Jesús nos
hace cercano al Padre.
La
unidad entre el Padre y el Hijo se pone de manifiesto en las palabras y en las
obras de Jesús. Creer en Jesús nos impulsa a vivir al estilo de Jesús. Se trata
de una fe que irradia un dinamismo vital operativo. Hoy hacemos memoria de San
Atanasio de Alejandría. Él confesó en el credo de Nicea (325) que el Hijo es
del misma naturaleza que el Padre.
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